Morena ya perdió.

Sin importar cuáles sean los resultados de este 6 de junio, Morena ya perdió. Quizá pueda ganar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y buena parte de las gubernaturas en juego, pero el partido de López Obrador ha perdido algo que podría ser mucho más valioso que puestos.

En los números, es claro que Morena no mantuvo el nivel de diciembre. Se hablaba de “un día de campo” y no fue así. Tenían todo para arrasar en gubernaturas y Congreso, ahora con problemas y muchos sacrificios apenas lograrán mayorías (que no es poco). Las caídas más notorias son Nuevo León y quizá Campeche donde dos candidatas ganadoras, Clara Luz Flores y Layda Sansores, se desplomaron; Clara Luz perderá. La oposición hizo sentir sus pasos en varios estados que se daban por ganados.

Si bien es cierto que las campañas son para mover preferencias, el hecho es que Morena no logró subir. Esto no se puede adjudicar a que la oposición esté haciendo un buen trabajo. Morena se ha visto dañada por sus propias acciones, es un gigante que cae por sus torpezas. Los grandes temas que marcaron esta campaña han sido producidos por ellos, pero a diferencia de 2018 todos resultaron negativos para el partido.

Lo sucedido con Salgado Macedonio, el acoso a mujeres por David Monreal, el diputado acusado pederasta y la candidata mentirosa en Nuevo León mancharon a todo el partido. De entrada, mostró el desorden para un trámite administrativo tan simple como presentar un reporte de gastos de precampaña y además evidenció la ruptura interna y los rencores morenistas acentuados por la selección de candidaturas.

Lo más grave fue la actitud de Salgado Macedonio y el comportamiento de la cúpula morenista frente a él, permitiéndole cuanta grosería y amenaza lanzó sin controlarlo o callarlo con firmeza. Con ello lastimaron su discurso de honestidad, de moralidad, de no repetir las conductas del pasado. Las palabras de Salgado Macedonio, Mario Delgado y López Obrador quedarán ahí y les restarán credibilidad en el futuro.

Para Morena no es algo menor, es un partido que ha logrado crecer y convertirse en una fuerza dominante en México no por su eficiencia al gobernar, sino por una serie de ideas muy claras (todas ellas de orden moral) y una capacidad para transmitirlas a la ciudadanía. Morena es grande porque logró construir una imagen sólida, si dañan ese activo tan valioso empezarán a tener problemas.

La ciudadanía tiene paciencia, pero recuerda y cada pequeña falta se acumula. Morena está cometiendo el mismo error que el PRI de Peña Nieto: Suponer que la falta de costo hoy significa que no habrá un cobro mañana. Los escándalos actuales pueden parecer inocuos, pero empujan el ánimo social a un estado del que es difícil escapar. Así como consiguieron el apoyo y aceptación en el pasado podrían estar forjando el desprecio venidero.

De hecho, el presidente vio una caída de su popularidad. La vacunación le dio un empuje que lo convertía en un fuerte motor (justo lo que él quería para impulsar a sus candidatos), pero los conflictos constantes y su tono más agresivo, le hicieron perder entre 4 y 8 puntos en unas semanas, según El Financiero y Consulta Mitofksy.

Morena y López Obrador dejaron su tono positivo de 2018, este año se ofreció una cara más dura, a la defensiva, más irritable y rijosa. Todo ello desagradable para la mayoría del electorado, lo que explica por qué, a pesar de que AMLO aumentó su intervención en la campaña, esto no se tradujo en un incremento para su partido. 

El colmo de los males para Morena fue lo sucedido con la línea 12. Todo lo malo para el lopezobradorismo se conjuntó: Un accidente en su corazón electoral, en una zona popular, un golpe directo para los dos sucesores con más posibilidades, una mala respuesta por parte del presidente, una transmisión en vivo y durante horas por parte de medios nacionales e internacionales y la imposibilidad de culpar a los neoliberales. La Cuarta Transformación no había tenido una crisis política más grave y se juega su futuro en resolverla.

En pocas palabras, estas elecciones han sido un infierno para Morena. Aun con buenos resultados electorales han perdido mucho, se han dañado y desvalorizado como opción política. Por supuesto, seguirá siendo impresionante que un partido que no tiene ni 10 años de fundación conquiste tantas posiciones y que incluso con los pocos resultados positivos de la administración logre tal éxito, pero han dejado ir parte de los elementos que les hacían fuertes. Y esos no regresan con mañaneras. El tiempo dirá qué tanto les costarán en 2024, pero más claro en cuánto perderán en el próximo sexenio cuando López Obrador ya no esté en la presidencia para sostener al partido.

SDD.


Fuente: morena.si

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