Esa cosa asombrosa llamada Morena.

Morena es una cosa asombrosa. Y lo más asombroso de ella es lo que pasará este 6 de junio: Este domingo Morena ganará: No importa qué pase, el partido de López Obrador saldrá triunfador. Y lo hará a pesar de tener a cuestas pocos resultados positivos.

Bajo el mandato de Andrés Manuel tenemos a un México más pobre, más inseguro, con más asesinatos y quizá con menos mexicanos debido a los muertos directos e indirectos por la pandemia. Podrán esgrimirse muchas justificaciones (todas con algún sustento): El país estaba en ruinas, el sistema de salud era un desastre, falta tiempo, el narco se diversificó, pero lo cierto es que el país ha mejorado poco. Y con todo eso, a Morena le irá bien.

Hace unos días mi compañero Álvaro (lean su columna aquí) afirmaba que Morena dañó sus activos de reputación e imagen (lo cual es cierto) y que sus preferencias habían ido a la baja (eso es cuestionable). Eso no me asombra, lo que me impresiona es que ese deterioro no se traduzca en un desplome. Con los resultados que tiene la agrupación guinda, otro partido se estaría preparando para la debacle, pero no Morena, a ella le espera otro destino.

Revisemos escenarios: En el mejor, el lopezobradorismo conservaría la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, de 10 a 14 gubernaturas y cosecharían un buen número de municipios (en especial capitales y ciudades grandes); parece poco probable. Un segundo sería también positivo: Mayoría absoluta con más de la mitad del Congreso, entre 7 y 10 gubernaturas; todo indica que es lo más posible. Sin embargo, un escenario desastroso donde pierden la mayoría y apenas ganan entre 1 y 5 gubernaturas, seguiría siendo bueno.

¿Por qué en todos los escenarios gana Morena? Porque incluso en el peor mantendría lo que tiene. En estos comicios el bando de Andrés Manuel sólo pone en juego una de sus gubernaturas, si gana dos ya sería más. Si pierde el Congreso contaría con los votos en el Senado para desechar cualquier cambio profundo que afecte a la Cuarta Transformación e incluso el presidente puede hacer uso de sus vetos para rechazar cualquier iniciativa que no le guste o conseguir que el presupuesto federal se apruebe en sus términos.

Es más, una oposición legislativa activa que acose al tabasqueño sería oxígeno puro para López Obrador. Le daría la confrontación que siempre busca y con eso una ola para 2022 cuando llegue el momento del plebiscito que lo mantendrá o sacará de la silla presidencial.

¿Entonces… no hay posibilidad de que Morena pierda? Me parece que no una real. Hay personas que publican #VotarParaBotarlos, #NiUnVotoAMorena, #10DíasYSeVan, pero nada de eso es posible ni cierto. Es imposible que Morena no obtenga ni un voto, aun con una cantidad mínima, seguiría conservando fuerza para imponerse: Mantendrían la presidencia, el Senado les es favorable, cuentan con el suficiente número de alfiles en organismos clave (como la Suprema Corte y Banco de México) y conservan periodistas en casi todos los medios grandes y más en los digitales e independientes. En pocas palabras: Una derrota monumental no descarrilaría el proyecto de AMLO ni lo pondría en jaque.

¿Con esto quiero decir que estas elecciones no importan y nada cambiará? De ninguna manera, no se me malentienda. Por supuesto que un mal resultado le dificultaría la vida a López Obrador, una oposición que por fin muestre ingenio puede ahogarlo hasta destruir su 4T, pero de ahí a que eso signifique la muerte de Morena o que saldrán del poder hay mucha distancia.

Por ello, la noche del 6 de junio habrá un canto de fraude. Los lopezobradoristas jamás aceptan una derrota importante, si pierden en algunos estados dirán que hubo algo en contra y tensarán la cuerda, lo aprendieron de su jefe. Del otro lado, sin embargo, nos espera la misma tonada: La oposición (excepto el PRD) no está acostumbrada al rol que le toca jugar y por segunda vez experimentarán la amarga derrota.

Y como hicieron unos pocos en 2018, este domingo y los días siguientes los adversarios y enemigos de Morena gritarán que López Obrador les robó las elecciones, sus defensores saldrán con argumentos como “esto es un fraude, entre mis amigos y conocidos nadie votó por Morena” (como si no hubiera más personas). Veremos videos de cómo el partido que tanto nos habla de honestidad terminó regalando pollos, marranos y hasta frijol con gorgojo. Los unos están muy acostumbrados a alegar complot y los otros no encontrarán otra explicación a su derrota que la negación y por tanto un fraude.

El lopezobradorismo hasta ahora no ha dado muestras de reconocer las derrotas con actitud democrática, pero la oposición y sus votantes no terminan de entender qué significa López Obrador y Morena.

Este domingo, sin importar qué números haya al final, López Obrador podrá dormir tranquilo y Morena convencida de que ganó. Se llevó carro completo, tuvo una buena jornada con algunos golpes profundos o apenas arañó el registro, eso da lo mismo. Con tantas críticas encima y tantas oportunidades para derrotarla, Morena ganará. Eso es lo asombroso y nadie puede negarlo.

DECDS.




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